viernes, 8 de febrero de 2008

Capítulo 2, episodio 2



Contrario a lo que pensé, mi amo, me llevó a otra habitación en la que esperaban dos mujeres semidesnudas, no pude reconocer sus rostros, eran mujeres que nunca había visto, por un momento tuve la esperanza de que una de ellas fuese aquella esclava que me recibió en mi primer día aquí.

La habitación como toda la residencia estaba exquisitamente decorada, una tina romana se ergía en el centro, una de las esclavas se movió a sus órdenes y abrió lentamente las pesadas cortinas. Por primera en días podía ver la luz solar…

La realidad entró por mi pecho como una daga, me ví de repente en México incapaz de saber mi paradero, siendo abusada hasta mi límite. La luz solar trajo a mi pensamientos reales, pensé en mi esposo, pensé en mi hijo, sin ser capaz de responderme a mi misma, cuál era la razón de mi estancia en esta casa. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo al pensar en las mentiras que había dicho para tener este espacio, ¿Qué sería de mí si…?

Mi amo tiró de la cadena para ponerme a la disposición de la esclava que vestía de negro

Fui despojada de lo que llevaba puesto, el artefacto que me penetraba fue retirado por la mano de mi amo, no sin antes sentir que desfallecía de dolor, cansancio y miedo.

Heme aquí siendo bañada por dos esclavas, mi amo se retiró, corren sus manos por mi herido cuerpo, es casi un sueño que esto esté pasando, es un sueño que después de todo me excite el ser tocada por ellas. El agua era tibia y me llenaba todos mis rincones, dedos y lenguas me cubrían la piel.

Hacíamos el amor libremente, muy a pesar del collar que todavía llevaba al cuello, entreabría los ojos solo para ver los cuerpos casi perfectos de las mujeres que me llenaban toda, no había control de mi parte sólo un anhelo de dejarme ir.

Fui dirigida fuera del agua, me sentía abrumada de la excitación y el desconcierto, mis pezones fueron pintados de rojo al igual que mi intimidad, mi largo cabello fue recogido hacía atrás y fui vestida regiamente, con un vestido largo de color negro con un profundo escote, zapatillas atadas a los tobillos y mi collar…
No me imaginaba que la segunda oleada de dolor estaba tocando a mi puerta…

foto: Michael Dwen

1 comentario:

Tina Marie dijo...

Interesante. Todos el blog me lo parece... =)
Gracias por tu visita a mi blog.
Me disculpo por la tardanza pero no había podido venir antes.
Saludos.