sábado, 8 de diciembre de 2007

Te espero

Encadenado a los riscos
donde sólo tus tempestades
pueden llegar a lamer
mis cicatrices, mis lamentos.

Incesante ola insaciable,
cuando el sol se haya ocultando
se que vendrás a humedecerme
de tus parafílicas caricias.

Y te espero impaciente.

Esté es mi pecho trémulo,
aquí tienes mi espalda seca,
desnuda.

Revienta con frenesí sobre mi piel,
remoja tu obsesión en mi dolor.

Húndeme entre la espuma
sin remedio,
arrástrame a las profundidades
de tu mar.

Te espero.

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