domingo, 1 de junio de 2008

Perversión


Ella lo esperaba, habían acordado que hoy sería el turno de él. Poco a poco el papel dominante le era más natural. El no se atrevería a llegar tarde o lo haría a propósito para ser castigado, doler a manos de ella era el placer más grande que había experimentado, nada lo reemplazaba, por más que buscara consuelo no lo hallaría en las drogas, el alcohol, el juego, otras mujeres e inclusive otros hombres. El se sentía complacido de haber encontrado su lugar en el mundo - al lado de ella -.

Ella lo encontró a él de igual forma, cuando sentía que desfayecía de frustación, él vino a llenarle la boca de miel y los ojos de luz. Se veían una vez por semana a la misma hora sin un minuto más sin un minuto menos, alternándose en dos diferentes hoteles, acomodando las necesidades de cada uno. Hoy ella llevaría su maletín con el material para él, cuerdas de distintos materiales, cadenas, mordazas de piel, dildos, látigos entre otras cosas, su vestuario el mismo de siempre. corset negro, liguero, zapatos de plataforma color rojo, antifaz de piel y guantes hasta los codos.

El vendría, llegaría tarde por unos minutos, ella sin abrir la boca lo esperaría sentada con el látigo en la mano, él se desnudaría con la cabeza baja, la sesión transcurriría fluída con la cooperación de él. El cuerpo de ella respondía en pequeñas convulsiones al verle, tan indefenso, tan vulnerable y tan de ella. El era suyo en todos los planos de la existencia, al contrario de lo que muchos pensarían, entre más cerca ella lo sentía un paz la inundaba. Era un sentimiento de pertenencia, de hacer lo correcto y de disfrutar de la vida y del dolor. Ella respiraba profundo y lo mandaba a casa con varios moretes y quemaduras de soga, sin siquiera decirle adiós, sin siquiera mirarle.

El se sentía un hombre afortunado y llevaba sus cicatrices orgulloso en su interior, él las
escondería del ojo de su esposa, evitaría que le viese desnudo por algunos días y harían el amor en la penumbra. El era dos personas en una, no es relevante el saber por que seguía viviendo con ella y por que compartía su cama con ella.

Ella regresaría a casa con la cabeza en otro lado, pensando que la vida cotidiana es un mal sueño del que algún día despertaría...

Mismo día misma hora, ella si llegó temprano temiendo el castigo que él le daría, la última vez que aunque deliciosa, después de ella no había logrado concentrarse en varios días, está vez ella buscó un poco de control. Sin embargo, él ya la esperaba y la castigo como si hubiese llegado tarde, deliciosas oleadas de dolor le recorrían el cuerpo, sus muñecas se sentían estallar al roce de las cuerdas, su boca abierta a lo que daba (gracias al instrumento de ortodoncista), era campo abierto para que él hiciera de ella lo que él quisiera, por su boca pasaron el mango del látigo, varios dildos, su pene, sus dedos y varias cosas más que él fue encontrando en el camino. Ella, desde hace tiempo dejo de contar sus órgasmos, no tenía caso hacerlo, ella misma ya no sabía si eran varios o era un gran orgasmo andante.

Regresaría a casa, vestiría mangas largas y cuellos altos, no se dejaría ver por su marido y sólo pensaría en él. Meses de encuentros, meses de amor y dolor, meses de obsesión compartida.

No había llamadas intermedias, sólo encuentros y aún frente a frente no eran necesarias las palabras, ni siquiera las de seguridad ambos se conocían tan bien que no eran necesarias, ella jamás haría algo que le molestara, él ni siquiera podía pensarlo, compartían códigos, miradas, se hablaban con un lenguaje que ellos conocían.

Sin embargo, un día sin previo aviso él abrió la boca
y dijo:

- Tengo una fantasia que deseo me cumplas

Ella lo miró fijamente a los ojos, tratando de buscar el significado a sus palabras...silencio...ella sólo asintio suavemente con la cabeza

El tomó valor y dijo:

- Quiero hacerte el amor

Sus palabras resonaron en la habitación con la fuerza de una arma de fuego.

- ¿Me entiendes cuando te digo hacerte el amor?

ella todavía confundida le preguntó:

- ¿Cómo?
espero un segundo

- ¡¡¡¿Quieres hacerme el amor de misionero?!!!

Sus ojos se abrieron como platos sin dar crédito a lo que acababa de oír, desconcertada, indignada y casi furiosa... sólo atinó a decir:

- ¡¡¡¡Eres un perverso!!!




Foto: Carlo Poblete

10 comentarios:

Minerva dijo...

Simplemente real, muy real este relato...

Me encantó...

SALUDOS

El Hombre de la Baraja de la Derrota dijo...

me gusta el relato
el blog esta muy bueno
mis felicitaciones y saludos

Anónimo dijo...

Gracias Minerva me alegra que te haya gustado...

Hombre de la baraja, visitaré tu blog, gracias por tu comentario y sigue viniendo, no te arrepentirás....

Nada sé dijo...

Tus deseos son órdenes de alguien que clama mas allá de la vida por ser lo que quiere ser sin serlo

Raúl H. Pérez dijo...

Hola Lucrecia. Gracias por tu comentario. También me gustó mucho tu blog. También me interesa el sadomasoquismo.

Muy buen texto.

Estaré pendiente.

Saludos.

Dinora dijo...

Si, eso sí que fue perversión, tratar de ponerle la careta de lo cotidiano a lo que se disfruta tanto siendo especial

Me gustó mucho el relato :)

Saludos!

Anónimo dijo...

Marco, vinimos a este mundo a ser más allá de lo que podemos ser, por lo menos yo lo creo

Raúl, gracias!! veo que compartimos intereses, qué más compartiremos? esa es la incógnita

Dinora, lo cotidiano es sólo una cara, como tu lo has dicho

Besos castigados!!!!

Gittana dijo...

Me encanto este post tambien...

Creo que seguiré mas abajo...

sip...

Cristián Kristian . dijo...

jajajajaaj , muy divertido , hay intolerancia para todos los gustos .

Anónimo dijo...

Estimado; te invitamos a leer en nuestro blog Spanking Latinolas características de nuestro nuevo proyecto. Y si lo deseas, puedes participar.


Saludos!