Rodrigo sacó una bolsa repleta de mariguana, mientras tomábamos de la misma caguama él preparaba los cigarrillos, me preguntó que si me gustaban los Smiths...
-No los he escuchado, ¿que tocan?, pregunté con mucho interés.
-No mames, te los voy a poner! me dijo regalándome una hermosa sonrisa de gusto.
Todo en él era hermoso, siempre le gustó enseñarme cosas nuevas.
De la mesita tomó un CD, sacó el disco y me extendió la caratula
"The Queen Is Dead" by The Smiths
Cemetery Gates comenzó a sonar...
Nos fundimos en un beso.
Sentí su lengua moviéndose lentamente dentro de mi boca y sus manos acaricandome el cabello, él era de las personas que cierran los ojos al besar, yo también pero no pude evitar el deseo de abrir los ojos para ver su rostro cerca de mi.
Cuando más caliente comenzaba a sentirme, me aparto suavemente dejándome un exquisito sabor en los labios, prendió dos cigarros a la vez, me ofrecio uno de ellos y se levantó del sillón.
No pude dejar de ver sus desaliñados jeans, sus pies descalzos y su torso desnudo mientras caminaba, el cabello rubio le caía por la espalda, era un poco más corto que el mío.
Regresó con una maquina para hacer tatuajes en la mano, se hinco en el sillón y sonrió nuevamente.
-Quítate la camisa y voltéate - dijó con una voz tan dulce que ocultaba perfectamente la orden que me daba.
Lo obedecí sin demorarme, con un movimiento me saqué la playera y se la aventé en la cara.
Sabía que reiría, su risa me enloquecía.
Recogió mi cabello con una mano y me besó la nuca, pasó sus manos por encima de mis hombros, en una mano llevaba un par de guantes de látex, sin dejar de abrazarme se los enfundó, acarició mi cara con ambas manos al regresarlas a mi espalda.
El sonido del motor de la máquina inundó la habitación, sentí un fuerte dolor en el la parte superior de la espalda mientras la mano de Rodrigo deslizaba sin titubear las agujas que se hundían en mi carne. Al principio el dolor fue intenso pero gradualmente disminuía, yo lo disfrutaba de igual manera pero más me excitaba que fuera él quien trabajaba en mi espalda.
-Tienes una buena piel para tatuar, casi no te sale sangre, me dijo al oído mientras con un paño húmedo limpiaba el exceso de fluidos y tinta.
Después de quince minutos comencé a sentirme mareado, sentía las gotas de sudor frío escurriendo por mi frente, mi piel se hipersensibilizo y de pronto el dolor me pareció insoportable, la cabeza me comenzaba a dar vueltas y la vista se me oscureció, seguramente era debido a la mezcla repentina de la droga y el alcohol en mi cuerpo aunado a la excitación y el dolor físico.
Él se dio cuenta de mi malestar, apagó la máquina y se levantó de frente a mi.
-Ve al baño a mojarte la cara, no te preocupes, no pasa nada. Me pidió mientras me acariciaba la frente y sonreía.
Le regresé la sonrisa tratando de aparentar un bienestar que estaba lejos de sentir.
Con trabajos llegué al baño, me paré de frente al espejo, miré mi rostro lleno de sudor y abrí la llave del lavamanos.
Junté toda el agua que me fue posible con las manos juntas y la aventé hacia mi cara.
Me desmaye.
Abrí los ojos recostado boca arriba sobre el sofá, noté que mi ropa estaba tirada en el suelo, me encontraba totalmente desnudo. Sentí un alivio al comprobar que el malestar había desaparecido.
Levanté mi torso apoyándome sobre los codos al momento en que Rodrigo regresó a la habitación.
-Te sientes mejor? Preguntó, su rostro reflejaba tranquilidad.
-Sí, gracias. Le respondí con cierta pena.
-No paso nada, te desmayaste en el baño, te traje al sofá, te puse cómodo y te termine el tatuaje, después te dejé descansar. Afirmo con una gran sonrisa en el rostro.
-Me desmaye? Cuanto tiempo estuve inconsciente? Me terminaste ya el tatuaje? Comencé a bombardearlo de preguntas.
Por respuesta se acomodó en el descansa brazos del sofá a la altura de mi cara, aflojó su cinturón, desabotonó su pantalón y bajó lentamente su cierre sin dejar de verme a los ojos.
-Voy a hacer que te sientas mejor, sonrió mientras introducía su verga erecta dentro de mi boca.
-No los he escuchado, ¿que tocan?, pregunté con mucho interés.
-No mames, te los voy a poner! me dijo regalándome una hermosa sonrisa de gusto.
Todo en él era hermoso, siempre le gustó enseñarme cosas nuevas.
De la mesita tomó un CD, sacó el disco y me extendió la caratula
"The Queen Is Dead" by The Smiths
Cemetery Gates comenzó a sonar...
Nos fundimos en un beso.
Sentí su lengua moviéndose lentamente dentro de mi boca y sus manos acaricandome el cabello, él era de las personas que cierran los ojos al besar, yo también pero no pude evitar el deseo de abrir los ojos para ver su rostro cerca de mi.
Cuando más caliente comenzaba a sentirme, me aparto suavemente dejándome un exquisito sabor en los labios, prendió dos cigarros a la vez, me ofrecio uno de ellos y se levantó del sillón.
No pude dejar de ver sus desaliñados jeans, sus pies descalzos y su torso desnudo mientras caminaba, el cabello rubio le caía por la espalda, era un poco más corto que el mío.
Regresó con una maquina para hacer tatuajes en la mano, se hinco en el sillón y sonrió nuevamente.
-Quítate la camisa y voltéate - dijó con una voz tan dulce que ocultaba perfectamente la orden que me daba.
Lo obedecí sin demorarme, con un movimiento me saqué la playera y se la aventé en la cara.
Sabía que reiría, su risa me enloquecía.
Recogió mi cabello con una mano y me besó la nuca, pasó sus manos por encima de mis hombros, en una mano llevaba un par de guantes de látex, sin dejar de abrazarme se los enfundó, acarició mi cara con ambas manos al regresarlas a mi espalda.
El sonido del motor de la máquina inundó la habitación, sentí un fuerte dolor en el la parte superior de la espalda mientras la mano de Rodrigo deslizaba sin titubear las agujas que se hundían en mi carne. Al principio el dolor fue intenso pero gradualmente disminuía, yo lo disfrutaba de igual manera pero más me excitaba que fuera él quien trabajaba en mi espalda.
-Tienes una buena piel para tatuar, casi no te sale sangre, me dijo al oído mientras con un paño húmedo limpiaba el exceso de fluidos y tinta.
Después de quince minutos comencé a sentirme mareado, sentía las gotas de sudor frío escurriendo por mi frente, mi piel se hipersensibilizo y de pronto el dolor me pareció insoportable, la cabeza me comenzaba a dar vueltas y la vista se me oscureció, seguramente era debido a la mezcla repentina de la droga y el alcohol en mi cuerpo aunado a la excitación y el dolor físico.
Él se dio cuenta de mi malestar, apagó la máquina y se levantó de frente a mi.
-Ve al baño a mojarte la cara, no te preocupes, no pasa nada. Me pidió mientras me acariciaba la frente y sonreía.
Le regresé la sonrisa tratando de aparentar un bienestar que estaba lejos de sentir.
Con trabajos llegué al baño, me paré de frente al espejo, miré mi rostro lleno de sudor y abrí la llave del lavamanos.
Junté toda el agua que me fue posible con las manos juntas y la aventé hacia mi cara.
Me desmaye.
Abrí los ojos recostado boca arriba sobre el sofá, noté que mi ropa estaba tirada en el suelo, me encontraba totalmente desnudo. Sentí un alivio al comprobar que el malestar había desaparecido.
Levanté mi torso apoyándome sobre los codos al momento en que Rodrigo regresó a la habitación.
-Te sientes mejor? Preguntó, su rostro reflejaba tranquilidad.
-Sí, gracias. Le respondí con cierta pena.
-No paso nada, te desmayaste en el baño, te traje al sofá, te puse cómodo y te termine el tatuaje, después te dejé descansar. Afirmo con una gran sonrisa en el rostro.
-Me desmaye? Cuanto tiempo estuve inconsciente? Me terminaste ya el tatuaje? Comencé a bombardearlo de preguntas.
Por respuesta se acomodó en el descansa brazos del sofá a la altura de mi cara, aflojó su cinturón, desabotonó su pantalón y bajó lentamente su cierre sin dejar de verme a los ojos.
-Voy a hacer que te sientas mejor, sonrió mientras introducía su verga erecta dentro de mi boca.